DOMINGO 10 de marzo de 2019
Torrejón – Senda Vandido – Cordel del Butarrón – Cº
Baezuela – Balcón del Cura – Los Hueros – Villalbilla –
El Robledal – Senda Guerrero – Cº del Esparto – Cº
de la
Isabela – Trialera de los Lagartos – Cerro de Malvecinos –
Puente de Zulema – Pista Baja cerro del Viso –
Espinillos -
Torrejón bar La Cueva.
Pedro
Burgos (Haibike), Vandido (Haibike), Tony (B-Pro),
Antonio Ruiz (Stevens), Antonio
(Scott), Miguel Angel
(Scott), Burgui
(Lapierre), Jesús (Cube), Juan Jiménez
(Cube), Lorite (Trek), Angel
(Specialized) y Vinci
(Specialized)
Kms.: 55
Fotos: Angel
Diseño ruta: Vinci
Editado por: Vinci
Al
otro lado del río Henares existe una extensa zona declarada bajo protección
medioambiental: el parque de los Cerros de Alcalá.
Es
el mejor lugar de Alcalá para perderse en la Naturaleza y el último reducto en
el que podemos retrotraernos al periodo de dominación musulmana, con los restos
de “Alcalá la Vieja” y algún otro detalle como el nombre del cerro por el que
hemos pedaleado hoy: Malvecinos.
El Cerro del Malvecinos, que
podemos vislumbrar al otro lado de la Isla -donde ponen la feria de la ciudad
complutense-, recibe su nombre por un acontecimiento histórico sucedido en
Alcalá en el año 1118. Las tropas cristianas bajo el mando de Bernardo de
Sedirac, Arzobispo de Toledo, rodean la fortaleza de Al-qal’a Nahar (de ahí el
actual topónimo de Alcalá de Henares). Lógicamente nuestra vecina ciudad toma
el apellido del río que la baña, y éste a su vez de los numerosos almacenes de
heno -henares- que antaño flanqueaban sus riberas.
Como estaba comentando, las
tropas del tal arzobispo, en su afán de conquistar la fortaleza, se plantan en
un cerro contiguo con el único objetivo de conquistarla. Las catapultas
cristianas, desde allí, les arrojan piedras y bolas de fuego. Cuenta la
tradición que los musulmanes, quejándose de esta manera de luchar, dieron a ese
cerro el nombre de “Malvecinos” por aquellos incómodos vecinos que tuvieron
durante la contienda.
Así pues, cada vez que paséis
a su vera, sabed que su nombre tiene su origen en un asedio acaecido hace nueve
siglos. Ni más ni menos.
Hoy no hemos subido a él,
pues no era cuestión de ponerse a trepar -mejor a pie con la parienta otro
día-, pero le hemos rodeado y hemos pasado por debajo de aquellas bolas de
fuego que con tanta virulencia les lanzaron los cristianos a los musulmanes
aquel día del siglo XII.
Hemos completado la visita al
Parque de los Cerros saliendo hacia el puente de Zulema -otro que tiene
historia- y hemos rodeado por su parte norte el cerro del Viso hasta llegar a
Espinillos -que si, que este cortijo abandonado también la tiene- y subiendo la
cuesta de la Puntilla hemos acabado esta divertida ruta con numerosos senderos
de 10 cms. de ancho, como dice Pedro Burgos, jejeje que artista.



































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